Mi nombre es Sonia Merolla, nací en L'Aquila y desde el bachillerato me apasionan los estudios filosóficos humanísticos y luego la Psicología, una ciencia que estudia el comportamiento humano en todas sus facetas. Me gradué de la Universidad La Sapienza de Roma en Psicología del Desarrollo. Posteriormente, me apasioné por el Psicodiagnóstico y la Psicología Forense, y luego profundicé en el campo clínico asistiendo a la Escuela de Especialización en Psicoterapia Cognitiva y Conductual, siguiendo las enseñanzas de A.T. Beck, John Bowlby, Vittorio Guidano y otros. En el año 2002 gané un concurso como Oficial Psicólogo y desde entonces he estado trabajando en las Fuerzas Armadas, donde me he ocupado principalmente de la Psicología de Emergencias, selección de personal para concursos militares y actualmente con Veteranos de Defensa, por lo que estudio y profundizo en los temas relacionados con los traumas, incluso los complejos. Por lo tanto, soy psicoterapeuta cognitivo conductual, por lo que ayudo a mis pacientes a identificar esos pensamientos recurrentes y patrones disfuncionales de razonamiento para la interpretación de la realidad, de modo que puedan ser reemplazados o integrados con creencias más funcionales. A diario, podemos experimentar emociones como ansiedad, depresión, ira, culpa y vergüenza. Cuando estas emociones se vuelven demasiado intensas o duraderas, se debe considerar la posibilidad de que exista un problema emocional y por lo tanto se necesita una valiosa ayuda de un profesional para iniciar la terapia cognitivo-conductual. Por ejemplo, si una discusión con alguien nos hace sentir mal durante unos días, si pequeños defectos en las cosas que hacemos nos hacen sentir como si nada, si realizar actividades cotidianas, como ir de compras o hablar con compañeros de trabajo, nos genera una ansiedad intolerable, probablemente estemos ante un malestar psicológico que puede requerir mi intervención profesional. También practico la terapia EMDR. Muy a menudo personas con trastornos de estrés postraumático, ataques de pánico, trastornos del sueño, trastornos del estado de ánimo como la depresión o trastornos emocionales relacionados por ejemplo con el miedo, la ira, los trastornos obsesivos o aquellos trastornos que pueden surgir debido a la dinámica de las relaciones o a los vínculos emocionales de dependencia y separación. Gracias a mi larga experiencia, también utilizo el método EMDR para garantizar un enfoque específico y oportuno del trastorno traumático. El EMDR es una metodología psicoterapéutica que utiliza movimientos oculares alternos derechos/izquierdos o estimulación bilateral, como tratamiento de traumas o eventos emocionales particulares que crean trastornos. Por lo tanto, me encargo de apoyar y guiar a mi paciente en su terapia. Parto de centrarme en eventos traumáticos a un trabajo que me permita recuperar imágenes, sensaciones corporales y emocionales, para que podamos iniciar un proceso que permita a mi paciente cambiar de perspectiva. Después del tratamiento, mi paciente recuerda el evento, pero ya no lo experimenta como perturbador sino como lejano. De esta manera, desaparecen aquellos trastornos postraumáticos que no le permitían vivir una vida tranquila. También llevo a cabo evaluaciones psicodiagnósticas que tienen como objetivo tanto reconocer síntomas y enfermedades como ayudar a la comprensión psicológica lograda a través del intercambio emocional y cognitivo. En un contexto clínico, el diagnóstico sirve como propuesta de plan terapéutico. Mi paciente, al profundizar en el conocimiento de sus características personales, relacionales y contextuales, es capaz de tomar decisiones de forma independiente en función de sus necesidades y aspiraciones.